En un contexto global marcado por el estrés, el aislamiento y los desafíos del cambio climático, la madera emerge como un material clave para transformar nuestros espacios. Desde CADAMDA destacan el valor de la neuroarquitectura: una disciplina que une ciencia, diseño y naturaleza para mejorar la salud mental y emocional a través del entorno construido.
BUENOS AIRES.- ¿Puede un edificio reducir el estrés? ¿Una casa mejorar la respiración? ¿Un aula fomentar la concentración? La respuesta es sí, y la madera tiene un papel protagónico en este cambio de paradigma. La arquitectura moderna avanza hacia una visión más consciente del bienestar integral, y lo hace incorporando materiales naturales y renovables.
Desde CADAMDA. Cámara de la Madera, destacan cómo la neuroarquitectura, una disciplina que une ciencia, arquitectura y diseño, ofrece nuevas herramientas para crear entornos que cuidan a las personas.
Este enfoque estudia el impacto del entorno físico sobre el cerebro humano, demostrando que los espacios bien diseñados pueden influir positivamente en nuestras emociones, capacidades cognitivas y salud fisiológica.
Numerosos estudios respaldan los beneficios del uso de la madera en interiores:
Investigadores de la Universidad de Columbia Británica comprobaron que las superficies visibles de madera reducen la activación del sistema nervioso simpático, el cual regula la respuesta al estrés.
La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. demostró que los pisos de madera contribuyen a mejorar la calidad del aire interior al evitar la acumulación de polvo y alérgenos.
En Japón, el Instituto de Investigación Forestal observó que la exposición a paneles de madera disminuye la presión arterial, a diferencia de otros materiales como el acero.
Estos beneficios se vuelven esenciales en entornos como escuelas, hospitales, oficinas y hogares, donde el bienestar emocional y físico no es un lujo, sino una necesidad básica.
Volver a lo esencial
El diseño biofílico se enfoca en reconectar al ser humano con la naturaleza a través de elementos como luz natural, ventilación cruzada, vistas al paisaje y el uso de materiales orgánicos. En este enfoque, la madera es fundamental.
Su textura, su aroma y su calidez generan una respuesta inmediata de calma, familiaridad y seguridad.
Usar madera en lugar de materiales más contaminantes como el cemento o el acero representa una acción concreta frente al cambio climático.
Un futuro más humano y natural
La ciudad del futuro no puede estar desconectada del bienestar. Con el aumento de enfermedades mentales, el estrés crónico y la falta de contacto con la naturaleza, los entornos en los que vivimos, trabajamos y aprendemos deben convertirse en aliados de la salud.
La madera, un material ancestral, vuelve a ser protagonista. No solo para construir edificios, sino para construir bienestar, calidad de vida y un entorno más humano. Porque el futuro del bienestar se diseña hoy, y se construye con madera.
Fuente: https://www.argentinaforestal.com/2025/06/20/neuroarquitectura-y-madera-el-futuro-del-bienestar/