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Casas de madera: el futuro llegó hace rato

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En el mundo la tendencia son las casas de madera. Sin embargo, Argentina continúa con la construcción de viviendas de material. Velocidad constructiva, eficiencia energética y huella de carbono negativa son algunos de los beneficios que destacan a las casas de madera. Qué falta para que su fabricación sea protagonista en el país.
“Las casas de madera arrancaron en la década del ’80. En Misiones había un plan de viviendas con madera que se llamaba Ñande Roga (NdelaR: Ñande Roga significa “nuestro hogar” en guaraní). Esas casas hoy están en buen estado, incluso cuando la tecnología con la que se contaba era inferior a la actual. Hubo un impulso inicial, pero en la década del ’90 se frenó la promoción de viviendas por parte del Estado. Como era una tecnología que recién comenzaba a desarrollarse en la Argentina requería de mucho estímulo por parte del gobierno para que se volviera visible y de esa manera se pudiera desarrollar al sector”, inicia Gregorio López Moreno, presidente de EvoEco Construcciones.
Gregorio tiene 27 años y un estilo afable. Es misionero de nacimiento y porteño por adopción. El oficio lo aprendió de su padre, Pedro López Vinader, quien fuera empresario del sector foresto industrial y presidente de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y el Norte de Corrientes (Apicofom). Durante su adolescencia Gregorio se mudó a Buenos Aires para hacer el secundario y después se quedó para terminar la carrera universitaria. Luego de recibirse retornó a Posadas. Estuvo cuatro años junto a Pedro en la empresa. El año pasado Pedro falleció y él tuvo que hacerse cargo de la empresa familiar.
Las casas de madera tienen menos de 25 años de desarrollo pleno en el país. Son afables y misioneras. Y tienen como principales promotores a Pedro López Vinader y a Guillermo Fachinello, actual presidente de Apicofom y de la Confederación Económica de Misiones (CEM). El sector forestal es el que genera el mayor movimiento económico de la provincia. Y está en condiciones de ser uno de los motores de la Argentina del futuro. “Nosotros estamos en la región del mundo que tiene mayor crecimiento en metros cúbicos de madera por año. Cuando hablo de región me refiero a Misiones, a Corrientes y al sur de Brasil”, fundamenta Gregorio.
En la actualidad, en los países desarrollados alrededor del 85% de las nuevas casas son con madera. Los beneficios que aportan al cuidado del medioambiente son claves: duran para toda la vida con un mantenimiento normal, en lo que refiere a energía son eficientes porque son más cálidas en invierno y más frescas en verano, y son amigables con el medioambiente ya que mitigan el efecto invernadero. “En el país menos del 5% de las viviendas son con madera. Y gran parte de ese porcentaje está en Misiones. Es cultural. Hay que erradicar el mito de que la casa con madera es barata y por eso menos funcional”, explica Gregorio.
En Argentina todos los aserraderos de pino y eucalipto consumen madera de bosques implantados. “Estamos súper atomizados, en nuestra industria no existen los monopolios”, asevera. A su vez, la legislación misionera prohíbe y castiga el desmonte de bosques nativos. Por la calidad de nuestro suelo y el desarrollo de una genética de avanzada, en el país las plantaciones de pino demoran la mitad del tiempo que en Estados Unidos entre que se siembra la semilla y se corta el árbol maduro. “Acá todo el proceso lleva unos 15 años, mientras que allá son unos 30 años. Ese árbol maduro habrá absorbido dióxido de carbono hasta su capacidad máxima antes de ser talado”, informa Gregorio.
Y continúa: “Cuando vos cortas el árbol que absorbió el dióxido de carbono, ese CO2 no vuelve al aire. Queda fijado en la madera. Entonces vos fabricas una casa de madera y fijas para siempre ese dióxido. Vos talaste el árbol cuando su curva de absorción ya estaba en declive y vas a poner en su reemplazo una planta nueva. En ese momento se genera el ciclo virtuoso. Lo que ese árbol absorbió durante su período de vida se guardará dentro de la vivienda y al mismo tiempo estás replantando para reiniciar el proceso completo. Cuanto más se construya con madera, más CO2 se absorberá. Por eso nuestra industria tiene saldo negativo en huella de carbono”.
La duda que surge de manera inmediata es qué tipo de respuesta tienen estas construcciones ante el fuego. Y lejos de lo que puede parecer, Gregorio defiende que la madera es más segura que el hormigón porque su comportamiento en esos casos es más predecible y permite planificar mejor una hipotética intervención. “Las placas que se usan, que se llaman superboard, detienen el fuego. Entonces vos con una placa podés paralizarlo hasta 30 minutos. Ya con dos placas vas a retenerlo durante una hora. Y este último es el requisito normativo para viviendas lindantes o edificios. Hicimos pruebas y los paneles duran más de una hora antes de que el fuego pase de una pared a la otra”, revela.
Asimismo, las viviendas de madera son más resistentes ante catástrofes naturales. Argentina tiene varias zonas sísmicas. La madera es un producto flexible. Esa característica la vuelve antisísmica. “Esa es la gran ventaja que tiene la madera en contraposición con el hormigón.” Las construcciones de material tienen menor flexibilidad que las estructuras de madera. Estas últimas, por el propio componente anatómico, tienen un movimiento natural. Como acompañan los desplazamientos que se generan en el suelo, las construcciones tienen menos probabilidades de derrumbarse. “Sí. Definitivamente las casas de madera son todo lo contrario a lo que puede pensarse de movida”, finaliza Gregorio.
Fábrica parada, fábrica que no trabaja
En cercanías del aeropuerto posadeño se encuentra el Parque Industrial y de la Innovación. Es allí donde está emplazada la primera fábrica de casas de madera a gran escala de la Argentina. Siete pymes provinciales foresto industriales nucleadas en la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y el Norte de Corrientes (Apicofom) iniciaron el proyecto a mediados de 2017. El objetivo era escalar de manera progresiva desde una producción máxima de 3.500 viviendas al año hasta llegar a unas 12.000 unidades. El gobierno nacional de ese entonces se había comprometido a ser parte del plan de promoción y ejecución de casas de madera en todo el país.
En su momento se había establecido que el 10% de las viviendas adquiridas para los diversos programas nacionales de soluciones habitacionales serían de madera. Y si bien tuvieron muchos pedidos de parte de privados, esa demanda no alcanzó para reemplazar el incumplimiento de los compromisos gubernamentales. Sin embargo, las pymes misioneras sí habían cumplido con su parte: inversión económica y capacitación de los obreros. Ante la falta de solicitudes la actividad empezó a frenarse. Para 2020 la fábrica trabajaba al 30% de su capacidad. En 2021, pandemia mediante, tuvo un primer cierre. A fines de 2022 se realizó una inversión para ponerla operativa de nuevo, pero para fines de 2023 se cerró definitivamente.
Hoy la fábrica que no trabaja es un galpón de 7.500 m2 lleno de maderas y de máquinas alemanas de última tecnología que están sin uso. Las empresas encargadas de llevar adelante la producción tienen todo para hacerla realidad. Desde la cadena de fabricación completa hasta la experiencia que demanda esta industria. “Para que se comprenda la dimensión de lo que se está perdiendo, el armado completo de unas 5.000 viviendas generaría unos 2.500 empleos para familias de Misiones y de Corrientes. Podríamos construir barrios completos en la región, pero también en todo el país. Y exportar a todo el mundo. Necesitamos que el proyecto se reactive y que haya una política nacional para desarrollar a un sector que tiene una ventaja competitiva a nivel mundial”, reclama Gregorio.

Escrita por Juan Manuel Santoro
Fuente: https://economis.com.ar/casas-de-madera-el-futuro-llego-hace-rato/